La derecha racista catalana y la izquierda boba siguen sin permitir que quien quiera pueda estudiar en español en Cataluña, del mismo modo que se puede estudiar en catalán. Ante tamaño despropósito, aquí sigo reclamando una obviedad que no es necesario que se reclame en ninguna otra parte del mundo porque tal derecho no está en cuestión: poder estudiar en la lengua oficial del Estado. Y aquí sigo repitiendo los mismos argumentos: los derechos son de los ciudadanos; las lenguas no tienen derechos; y las lenguas son para los ciudadanos, no los ciudadanos para las lenguas. Si a alguien perjudica el modelo de inmersión lingüística en catalán es a los ciudadanos más vulnerables, a los inmigrantes y a la clase trabajadora. El problema es que esta izquierda es o identitaria o populista o nacionalista, por mucho que izquierda nacionalista sea una contradicción en los términos. Los sindicatos, por su parte, en lugar de defender los intereses de los trabajadores, ahí siguen: entregados al poder establecido.