El 23 de septiembre, el Pleno de la Sala Cuarta del Tribunal Supremo creó jurisprudencia al fallar que los repartidores de Glovo son falsos autónomos.

Apenas unas semana antes, charlábamos en el Raval con Núria Soto, 26 años, de Barcelona. Estudió periodismo en Blanquerna, Universitat Ramon Llull, y es la portavoz de la Plataforma Riders por Derechos. Hablamos con ella de derechos laborales, modelo productivo y cooperativismo social.

M.L: Núria, toda para ti. Preséntate:

N.S: Yo soy Núria Soto y soy portavoz de la plataforma Riders por Derechos, de la Intersindical Alternativa de Catalunya, y socia fundadora de la cooperativa Mensakas.

M.L:  ¿Nos puedes explicar qué colectivo sois los riders?

Cuando hablamos de riders, nos referimos principalmente a los repartidores de plataforma. Se está cogiendo este nombre para referirse a la actualidad que estamos viviendo los repartidores -vayamos en moto, coche…- que trabajamos para plataformas como Glovo, Stuart, Deliveroo, Uber Eats, etc. Hace como cuatro años que empezaron a llegar aquí, y ahora son noticia todo el rato.

M.L: ¿Cómo empezaste tú, Núria?

N.S: Yo empecé cuando estaba estudiando periodismo. No entré en la pública, así que  mi idea era empezar en la privada y cambiarme luego. No pude porque no conseguí plaza. Era mucho dineral. 

A mí, por entonces, se me terminaba un trabajo de promotora. Veía gente en bici, a mí me gustaba ir en bici, era algo nuevo y me dije «¡buah! esto se me puede dar bien». Estaba de becaria, creo, también. Tenía algún curro más, puntual, y pensé «bueno… pues necesito otro para poder pagar». Pregunté a un repartidor por la calle y mandé un correo. Me contactaron enseguida. Fui a las oficinas, nos hicieron una pequeña explicación de cómo funcionaba todo y nos dijeron que tenía que ir a darme de alta de autónomo. Yo no entendía muy bien en qué consistía ni qué era eso, pero lo hice. Decían libertad, todo súper guay. Al cabo de tres o cuatro días, ya estaba dentro de Deliveroo. 

Para entonces, en Deliveroo había centros de zona. Los llamamos los centroides. Mi zona era PCV, como lo llamaron, en Ciutat Vella. Pero siempre te podían dirigir al Eixample, Poblenou y alrededores. Y así empezó todo. 

Fui currando y, al poco, empecé a ver que eso no era tan chupi-guay como lo pintaban. Si no curraba los fines de semana en alta demanda,  la semana siguiente no me daban horas. Al poco, el algoritmo -que siempre existió- empezó a ser visible. Yo no trabajaba el fin de semana y, aunque no tuviera una puntuación, la semana siguiente no tenía horas.

M.L:  Esto que nos estás contando del algoritmo, ¿Podríamos decir que es el modelo Glovo?

N.S: Sí, es el modelo de todos, en realidad. Detrás de todas estas plataformas hay un algoritmo. También en Amazon Flex, y no es visible. El algoritmo tiene unas variables, como la puntuación del cliente, si trabajas en alta demanda o no… Si tú no cumples esas variables, tienes una mala puntuación del cliente -que puede ser simplemente que la hamburguesa no le ha llegado como él quiere, ¡lo cual tampoco es responsabilidad tuya!-, todo esto te va bajando la puntuación. Si ésta te baja, tú luego tienes menos pedidos, menos horas, etc. 

En este debate eterno, Glovo siempre ha defendido en los juicios y tras las plataformas que esto es automático, pero ha habido muchos casos en que algún rider se ha quejado de algo y, como represalia, de repente no le han salido pedidos, no le han salido horas, ni nada. Esto sería el “algoritmo”, y es una de las muchas evidencias de que no somos autónomos sino falsos autónomos.

M.L: Es curioso, precisamente porque las empresas que utilizan medios digitales defienden que tenéis «libre capacidad de decisión y flexibilidad», de manera que no tienen ninguna responsabilidad legal para con vosotros los colaboradores, en este caso los riders. ¿Cuál es tu visión desde adentro?

N.S: Toda la contraria, como te contaba y como hemos ido contando. No hay una flexibilidad como tal, no negociamos ninguna tarifa como tendríamos que hacer si fuéramos autónomos. No nos organizamos el tiempo como nosotros queremos, sino como la empresa quiere; no hay un acuerdo previo de volumen sino que también lo deciden ellos; no es un modelo escalable. 

La cuota de autónomo también tiene una lógica. A veces no es muy correcta, pero se supone que tú como autónomo, vas escalando. Por eso la tarifa es más baja al principio y luego aumenta: porque se supone que tú escalas. En las plataformas no hay nada escalable. Al contrario, simplemente tu cuota de autónomo sube y tú cada vez cobras menos. 

Un punto clave es que no se negocian las tarifas y es la empresa quién las dicta unilateralmente. No lo hacen nuestros clientes, que son los restaurantes. Además, estos clientes  están en la aplicación.  Y luego, un punto muy importante que siempre se ha discutido, ¿cuál es la herramienta de trabajo? Yo puedo repartir a pie, con un patinete, pero yo no puedo repartir sin la aplicación. Por lo tanto, la herramienta de trabajo es la aplicación. Y la aplicación es de la empresa, no es nuestra.

Son una serie de cosas. Al principio, se decía que había un vacío legal, y que por eso había sentencias contradictorias. Lo que había era desconocimiento. Por eso, en principio, pese a que siempre hemos ido en ventaja en las sentencias, había alguna en contra nuestra. A medida que avanza el tiempo y este modelo se va conociendo y destapando, son cada vez más los casos que se ganan. La diferencia es enorme. De hecho, Deliveroo no ha ganado ni un solo caso y ha sido Glovo la que ha ganado algunos. Pero aun así, es el mismo modelo, funcionan exactamente igual.

M.L: Podemos decir que habéis creado jurisprudencia, o ya había sentencias similares en décadas anteriores con otro tipo de aplicaciones no tan desarrolladas? 

N. S: No sé si hemos creado jurisprudencia. Realmente, hay que esperar al Supremo. Éste será determinante. Lo que sí es cierto es que este debate ya lo hemos tenido en años anteriores. Esto que parece tan nuevo, ya se vivió en los ochenta, cuando había repartidores con el “busca”. El discurso era el mismo, era intentar mermar los derechos laborales con el discurso de la innovación. Siempre es lo mismo. Y ahora pasa con las aplicaciones. Pero en realidad, lo que nosotros defendemos es que la innovación cabe perfectamente dentro de la ley actual. Que la ley actual no está anticuada en este aspecto y que este modelo no es tan, tan innovador. 

M.L: Tan futurista.

N.S: Sí. Y entonces proponen figuras legales como el TRADE digital, el trabajador autónomo económicamente dependiente. Básicamente  consistiría en llamar al falso autónomo, “autónomo digital”. Es decir, es un híbrido entre el TRADE actual y el trabajador. Lo que persigue es cargar sobre las espaldas de los trabajadores las responsabilidades de la empresa y, de paso, conseguir ciertas migajas que irían atadas a la figura del trabajador, pero a costa del sistema público. Pero, claro, esto da como resultado que nosotros con nuestros impuestos pagamos estas migajas, que el trabajador carga responsabilidades que no le corresponden y que la empresa se desentiende absolutamente de todo. Éste es el TRADE digital. Esto tan innovador, este modelo tan, tan guay, en realidad lo que hace es ir contra el Estado del bienestar. No se puede mantener lo que tenemos con este modelo económico porque es un modelo que va a afectar a todos los sectores, no solo al sector de los riders

Estamos hablando de algo que ya hay en el SAD (servicio de atención domiciliaria). Ya están saliendo estas aplicaciones. Si dejamos pasar esto que vemos ahora en los riders y los taxis, mañana va a estar en todas partes. Y pasará como en Estados Unidos: que luego tienes que estar en la UCI y has de pagar mil pavos la noche. Aquí cada vez tenemos peor la sanidad, pero es un lujo y hay que mantenerlo. Te das cuenta cuando vas a otros países y te tienes que pagar el seguro privado. Lo que tenemos aquí, yo creo, es maravilloso. Cada vez va a peor, pero si dejamos pasar este tipo de modelos económicos bajo el pretexto de la innovación, yo creo que nos vamos a la mierda.

M.L: ¿Es una liberalización encubierta?

N.S: Total

M.L: Es un eufemismo para…

N.S: Sí: “sé tu propio jefe”… En Deliveroo incluso había una lista de palabras tabú para el trainer. Es decir, tú entrabas y un veterano te acompañaba y te hacía la formación. A esta persona le enviaban un mail con las palabras que no podía utilizar. No podía hablar de “jornada laboral” sino de “misiones”, y así un montón. Yo no hacía misiones, ni soy mi propio jefe, ni Oscar Pierre, el fundador de Glovo, es un emprendedor. Todo esto son eufemismos. Es lo de siempre: con el neolenguaje, ir colándola. ¿Que algo ha cambiado? Sí, la digitalización. Todo el mundo ahora se está digitalizando. El ‘Eix de comerciants del Raval’ se está digitalizando, etc.

M.L: El desarrollo tecnológico permite una serie de facilidades

N.S: Pero tiene que ir atado a una ética.

M.L: Exacto

N.S: Eso es lo que se quieren saltar a costa de eufemismos. Y parece mentira, pero este discurso cala. Hay gente que cree que sale a hacer misiones y que es su propio jefe. Esto es preocupante.

M.L:  ¿Por qué motivo os organizasteis?

N.S: Nació en 2017, cuando veíamos que la cosa no era como la vendían. Había canales de Telegram donde nos íbamos conociendo repartidores de distintas zonas. También nos íbamos encontrando en los distintos “centroides”, y luego estaban las birras al acabar el turno. Ibas entablando una amistad, y de ahí nos fuimos organizando. Organizamos manifestaciones, y huelgas que consistían en apagar la aplicación en horas punta del domingo. Esto acabó con el despido de los fundadores de Riders por derechos. Tuvimos el juicio dos años después y hemos vuelto a ganar el recurso hace nada -al cabo de un año-, y lo han vuelto a recurrir. 

Está bien ganar pero si yo me olvido de pagar una cuota de autónomo o voy tarde, a mí me cae un palo. Entonces: llega una empresa aquí con lo que se supone que es un modelo innovador, no paga a la Seguridad Social, no paga nada, se pasa las leyes por ahí y tú tienes que empezar una batalla judicial que, en el caso de California, empezó en 2014. Está bien ganar, pero no puede pasar eso. No te puedes pasar cinco años porque entonces ya han saqueado tanto y han conseguido tanto.

Entonces, sí estamos contentos por lo que hemos ido logrando a nivel judicial. Pero sigues con esta amargura de que te venga un Glover contando que le han hecho tal o cual, y sabes que igual el proceso tardaría tres años… 

Por eso, igualmente es muy importante lo que vaya a decir el Supremo, que yo creo que irá bien. Inspección de trabajo  lo ha hecho muy bien, la Seguridad Social ha ganado todos los juicios contra las empresas. Está ahora pendiente Glovo tanto en Madrid como en Barcelona, Valencia… casi toda España va saltando. Pero claro, plataforma por plataforma. Es decir, primero Glovo, luego Deliveroo, luego Uber Eats, luego Stuart. ¡Llega otro y empieza otra compañía! Además, como este tipo de aplicaciones se van colando en cada sector, nos preguntamos también si cada sector tendrá que empezar un proceso judicial igual. 

M.L: Respecto a esto, tengo entendido que el pasado 1 de junio la Ministra de Trabajo Yolanda Díaz se reunió con vosotros, estabas tú, y se comprometió a aprobar el anteproyecto de ley y a enmarcar vuestra actividad como trabajadores, que es uno de vuestros objetivos. ¿Cómo fue la reunión?, ¿Hubo sintonía y voluntad verdadera de escucha, de acción? ¿Se hablaron cuestiones concretas?

N.S: Sí. La reunión fue bien. Tuvimos buenas sensaciones, pero también se sabe que hay un gobierno de coalición y que hay bloqueo especialmente por el Ministerio de Economía, es decir por la «gran» Calviño. 

Sí se hablaron cosas concretas, y veremos si la idea de proyecto de ley sale adelante. Y, en caso de que sí, si se modifica o se mantiene intacta. Nosotros siempre hemos defendido que no hace falta una legislación nueva. Por ejemplo, en Italia han hecho la ‘carta de los derechos de los trabajadores’. Nos invitaron a Bolonia y estaban muy ilusionados pero yo, lo que vine a decir es: estáis haciendo algo específico hablando de derechos que, si se os reconociera como trabajadores, ya tendríais. Y, aparte, al hacer algo específico estáis admitiendo que la ley está anticuada para este modelo y eso es lo que quieren estas plataformas. Cuando abres la caja de Pandora y entras en este debate, ya la has cagado, porque entonces tú dices cosas pero ellos también. Y se llega a este punto intermedio que siempre les irá bien a ellos. 

Yo creo que esto es algo a destacar, porque a veces parece que esto sea un debate que tengan que decidir solo los propios riders. Si hablamos del modelo económico tiene que decidir toda la sociedad, porque esto te afecta como ciudadano.

M.L: Claro. Es lo que tú estabas diciendo… Si se considera que esta actividad laboral es algo nuevo que se ha creado ahora, se necesita una figura legal para desarrollarla, para establecerla.  Mientras que si esta actividad, esta figura, ya existía previamente, no hace falta llegar a ningún tipo de acuerdo ni establecerla. 

N.S: Claro. Porque es lo que ellos utilizan para generar confusión. ¿Cuál es la herramienta de trabajo? No es la bici.

M.L: Es la plataforma

N.S: Es la plataforma. Y, ahora que todo se digitaliza, es bueno considerar que unos tienen un martillo y tú tienes la aplicación, pero ambas cosas son la herramienta principal de trabajo.

M.L: La plataforma lo que hace es organizar

N.S: Claro. Organiza el trabajo como se ha hecho toda la vida, solo que a través de una aplicación. Esa sería la novedad. Pero la forma de organizar el trabajo es la de siempre. En este sentido, está bien enfocado y esperemos que sí salga un borrador, que lo estamos esperando todavía…

M.L: Sí, eso te iba a preguntar, ¿Cómo está la situación para que salga esta nueva ley?

N.S: Parece que está un poco estancado, pero todo apunta a que son cosas de gobierno. Ya se ha visto que Calviño igual tira más por la parte neoliberal. Es PSOE, qué queremos. También nos llamó la atención que justo después de esto saliera un grado, una formación profesional para ser rider.

M.L: ¡Cuenta eso!

N.S: Hace poco salió del Ministerio de Educación que iban a poner un FP para ser rider. Nos parece bien toda formación, pero primero se tiene que regularizar una situación y luego poner la formación que tú quieras. No se puede hacer al revés. Ni quitar responsabilidades, una vez más, a la empresa. Porque si la empresa reconoce a los trabajadores como suyos, ella ya tiene que hacer una formación en prevención de riesgos laborales. Todo eso que parece van a impartir a través de una formación profesional, que una vez más vamos a pagar la sociedad. Y esto no está regularizado todavía. Son cosas que van saliendo y te dices «pero bueno, ¿esto qué es?». Las plataformas se están moviendo rápidamente 

M.L: En esto que comentas «se están moviendo rápidamente», ¿consideráis tú y tus compañeros que existen presiones en el seno del Ejecutivo por parte de los lobbys digitales para que todo siga igual, para que nada cambie?

N.S: Total. Sigue habiendo rondas de inversión millonarias, son lobbys muy fuertes. La CEOE está con las empresas, ADIGITAL que es la asociación española de plataformas… Todas están dentro de la CEOE, se han metido en Foment del Treball, se han metido en todas partes. Es algo que viene con mucha fuerza. A veces nos preguntamos si realmente somos un muro de contención de algo enorme que en realidad va a acabar viniendo.

El lobby, para empezar, ha surgido de las asociaciones pro-autónomos. Estas asociaciones son montadas por algunos repartidores que hacen tratos con la empresa y, a través de estas asociaciones, ofrecen ventajas. Es verdad que Riders x derechos no representa a todos. Hay riders que sí quieren seguir con este modelo. Ha habido movilizaciones de riders defendiéndolo, diciendo que ellos sí son autónomos y que quieren seguir así. La mayoría de estos movimientos han sido promovidos por las asociaciones pro-autónomos, que son las que tienen tratos con la empresa y que, en los hechos, están dirigidos por ella. Son asociaciones amarillas con un discurso individualista, un movimiento colectivo en pro de un beneficio individual. No es un movimiento social, no los hemos visto parando desahucios, no los hemos visto delante de los hoteles con las kellys, no los hemos visto con la marea pensionista, ni con ningún otro discurso social. Es como si fuera una manifestación de pequeños empresarios, porque se comportan como tales. Pero no lo son.

M.L: ¿Vosotros en la plataforma, estáis en contacto con otros colectivos? Por lo que escucho de tus palabras…

N:S: Sí. Tenemos contactos transnacionales con riders de todas partes que, en general, comparten nuestra visión, teniendo en cuenta los contextos y legislaciones distintas que hay en cada país. Se nos ha querido muchas veces deslegitimar, decir que no teníamos representación dentro de los riders, que muchos éramos ex-riders… Y no es verdad, casi todos, todos somos riders, algunos ya en cooperativas por que nos han echado, otros siguen en plataforma. 

Si algo tenemos son vínculos con todos los movimientos sociales que nos apoyan. De hecho, hicimos un manifiesto donde había casi un centenar de movimientos sociales, asociaciones, sindicatos que nos apoyaban y apoyan este proyecto de ley. Yo creo que esto es algo a destacar, porque a veces parece que esto sea un debate que tengan que decidir solo los propios riders. Si hablamos del modelo económico tiene que decidir toda la sociedad, porque esto te afecta como ciudadano. Yo siempre digo cuando voy a alguna charla: «yo primero soy ciudadana y voy a hablar como tal; luego, soy rider«.

Tiene que ser un debate mucho más completo.

M.L: Vuelves otra vez a hacer referencia al modelo productivo en España. ¿Cómo lo ves tú? Me refiero a una degradación total de trabajos cualificados, el no uso de energías renovables cuando tenemos un país con muchísimo sol, etc. Yo considero que podríamos ser un país puntero por muchas cosas. Pero ahora mismo somos un país de tocho, ladrillo y turismo. Y eso está ligado a las condiciones laborales que tenéis vosotros los riders, que vais en bici.

N.S: Sí, totalmente. Yo lo que veo es están llegando cosas y habrá quien las frene y habrá quien las deje pasar. Toda esta uberización de la economía, esta productividad, esta poca conciencia de lo que cuesta una cosa (que tú puedes pedir en Amazon y lo tienes al día siguiente. Lo veo también con los pisos colmena, con airbnb, que es como un pez que se muerde la cola, porque cada vez más gente lo hace para poder pagar el alquiler, pero eso contribuye cada vez a que el alquiler sea más alto, etc. Todas estas plataformas llegan y se aprovechan justamente de la necesidad de la gente y del consumismo.  Yo no veo dentro de unos años todos estos modelos bien implantados aquí y, a la vez, sanidad pública, pensiones y alquileres justos. Lo veo incompatible totalmente. Ya nos están preparando para eso. El mismo discurso de Glovo de “sé emprendedor, tú te pagas tu seguro…” 

M.L: Un discurso muy de EEUU. 

N.S: Exacto. Y lo tiene el PP, Ciudadanos, el PSOE mismo. Nos venden este discurso de emprendeduría, libertad y flexibilidad que, a la vez, nunca añade derechos laborales. Al día siguiente seremos muy libres según ellos, pero nos tendremos que pagar la sanidad y todo como en EEUU.

M.L: ¿Podemos decir que intentan imponer un pensamiento desclasado? No somos una clase sino individuos…

N.S: Totalmente. Y este discurso del emprendedor con flexibilidad y libre no encaja con la sindicalización, no encaja con la lucha colectiva. El fracaso va atado a eso, porque en realidad tú necesitas a otra persona para tirar adelante, para defenderte. Es un discurso muy perverso que va calando poco a poco. Lo ves cuando algunos riders se manifiestan diciendo que sí son autónomos. Ahí ves que esto funciona, y funciona muchísimo.

M.L: Te quiero preguntar ahora por Mensakas, que es la cooperativa que tú has formado. ¿Cómo nace Mensakas y cómo es la relación laboral que estáis creando y desarrollando? ¿Hacéis también formación a la gente nueva ahora que estabas contando que querían crear una FP?

N.S: Al cabo de un año de nacer Riders X Derechos,  Mario, un compañero, tenía un amigo que había desarrollado una aplicación que había quedado a medias porque no tiró adelante el proyecto. Nos dijimos: «Oye, ¿por qué no intentamos demostrar que una alternativa es posible y que innovación y derechos laborales son compatibles?». Les dijimos a los chicos: «mirad, vosotros tenéis la aplicación, nosotros todo el movimiento. Juntémonos y montemos algo». Y de aquí nació la cooperativa Mensakas. La aplicación todavía no salió. Hemos empezado a hacer pruebas con Coopcycle mientras desarrollamos nuestra aplicación. Coopcycle es una aplicación de código abierto que montaron lo que serían nuestros gemelos de Francia: repartidores de Deliveroo que se sindicalizaron y que empezaron a desarrollar esta aplicación, que cualquier cooperativa que cumpla unos requisitos puede usar.

M.L: ¿Cuáles son estos requisitos?

N.S: Que seas cooperativa.

M.L: ¿Tiene que estar ligado a la economía social?

N.S: Sí, ha de haber una ética detrás. En Riders x Derechos de Madrid nació La Pájara, una cooperativa. Y ellos ya están usando Coopcycle y haciendo 300, casi 400 pedidos al mes. Tú vas a internet, buscas “Coopcycle La Pájara” y pides. Ves los restaurantes que hay, que nunca habrá un McDonald’s, por supuesto. Nosotros vamos más hacia “la última milla”. Creemos que es el futuro. 

Tuvimos un debate interno porque de alguna forma “la última milla” está programado también y queríamos huir de esta inmediatez del «yo pido, lo tengo ahora», pero a través del covid hemos visto muchos comercios que no tienen alternativa, porque solo hay estas plataformas que les cobran un 40% de comisión. A raíz de eso, nos estamos planteando, ahora que los ejes de comerciantes se están juntando, autoorganizando y digitalizando, sacar nuestra aplicación, incrustarla y que todo el que quiera digitalizarse pueda colaborar con nosotros. 

Glovo y las demás, aunque hablen del comercio local, este representa un porcentaje tan pequeño de su actividad que, justamente, lo que hacen es acabar con él.

M.L: Vosotros durante la pandemia habéis estado trabajando. ¿Cómo han sido vuestras condiciones laborales y sanitarias en un momento de tanta excepcionalidad?

N.S: En Mensakas, estamos por régimen general, todo el mundo contratado. Hicimos las formaciones en prevención de riesgos laborales durante el covid, todos hemos tenido gel, mascarilla, guantes, todo. Se ha hecho la formación y protocolos necesarios y se hace también cuando entra alguien. 

Durante el covid hubo mucho debate de si los riders eran un servicio esencial o no. Estamos hablando de que se podían llevar cosas de Amazon también, no se especificó. También iban a coger un ERTE de quince mil trabajadores, con lo cual, íbamos a pagar nosotros también. Creo que había algo de eso en no especificar que era un servicio esencial. Pero claro, empezamos a ver Glovers y gente sin ningún tipo de mascarilla. Les decían que les iban a dar, pero llegaron tarde y no para todo el mundo.

M.L: Había una imagen, una fotografía del metro con un andén  donde todo eran riders con las bicicletas, algunos con mascarillas otros sin.

N.S: Se han visto también las salidas de Mc Donald’s llenas de riders juntos sin respetar las medidas, sin respetar nada. Se ha visto a riders que, por miedo, no han trabajado, y entonces les ha bajado la puntuación y luego no han tenido trabajo. Ha habido de todo.

M.L: Penalizaciones ¿no? 

N.S: En Mensakas, todo lo que no considerábamos un servicio esencial, lo paramos, no lo hicimos. Ahí fue cuando nos tuvimos que acoger al ERTE unos cuantos. Pero también empezó a dispararse la última milla, las cestas ecológicas se doblaron. Si de normal teníamos veinte cestas al día, ahora teníamos cuarenta de varios clientes. Fue una locura. La paquetería también la paramos porque de repente nos llegaron sin avisar cien paquetes y fue «esto no, nos centramos en cestas». Luego salieron colaboraciones de pequeños comercios como “Les tres a la cuina” donde todos los vecinos daban dinero y productos, ellas cocinaban y nosotros hacíamos el envío gratis a colectivos en riesgo, como la okupa “casa Cádiz”.

M.L: Qué bonito.

N.S: Y de ahí Barcelona Activa nos contactó. Esto fue un curro muy bonito que también nos salvó. Consistía en empezar a hacer material para mascarillas para los funcionarios, que teníamos que ir a buscar con las bicicletas de carga. Las descargábamos y teníamos igual cien, cincuenta direcciones en un día de distintos costureros o gente que se ofrecía voluntaria o se apuntaba en lista para coser mascarillas. Íbamos repartiendo los paquetes y a la semana siguiente se nos multiplicaba el trabajo porque igual teníamos cincuenta de entrega y cincuenta direcciones de recogida. En Instagram tenemos una imagen de todas las direcciones que hicimos en un día, en puntitos en toda Barcelona. Muy representativa de lo que fue.

M.L: Creo que la he visto.

N.S: Fue bueno también porque teníamos que cruzar rutas. Vimos opciones nuevas que te da el Maps, técnicas nuevas. Teníamos que preparar el día anterior y separar por códigos postales, porque era una locura. Y mezclar. Te llevabas una cesta y cinco paquetes de mascarillas porque te quedaba en la misma zona. Pero el día anterior tenías que leerte todas las listas.

Empezamos con material de ropa. La gente se prestó voluntaria a coser estas mascarillas. Los top manta sin ir más lejos, los tíos se hicieron una de mascarillas brutales. Hasta batas para sanitarios. Veías ahí una solidaridad increíble. 

Fue muy cansado porque teníamos que hacer todos muchas horas. Tampoco íbamos a contratar a nadie porque las mascarillas serían dos meses y luego baja el volumen otra vez. La gente se pasaba el día en casa y yo venía de no poder más, de “Confinadme algún día por favor… ¡Lo necesito!”. 

Fue una locura, muy intenso pero muy bonito a la vez. Nos salvó este aumento de trabajo: las  cestas ecológicas, todo lo agroalimentario, los payeses… Para toda esta gente también fue una oportunidad fuerte, de aumentar la producción y, por tanto, los clientes. Hubo clientes que ya se quedaron.

M.L: Y a raíz de Mensakas en Barcelona, ¿Se han creado más cooperativas de reparto en el resto de España o ha sido al revés? 

N.S: Han ido saliendo. Nacimos casi a la par de La Pájara, de Madrid. Riders X Derechos Valencia ahora han creado “Rodant cop”, una cooperativa también. Y van saliendo, no solo en España. En Alemania y Francia están Foodfaires y Olvo, que es la de la última milla que vimos. Se están haciendo muchas aplicaciones también para la optimización de rutas, etc., que en esto Coopcycle también se está especializando bastante. Y más cooperativas que van surgiendo, que ahora no me salen. 

Aquí cerró Alencop, la cooperativa de los de chatarra, que no salió adelante. Tenían tres vehículos que íbamos a comprar pero se nos adelantó alguien del País Vasco, que luego vimos que eran los compañeros de la cooperativa de Bilbao. Y ya están también en marcha. Van saliendo. Y sobretodo van demostrando que innovación y derechos laborales son compatibles y que otra manera de hacer las cosas  es posible. 

M.L: Me has comentado en varios momentos que estáis en contacto con otros países. Ahora me acabas de hablar de Alemania, antes de Italia, Francia. ¿En América también?

N.S: De hecho, la agrupación de repartidores penquistas de Chile estaba por montar una cooperativa. En México está “Ni un repartidor menos”; a EEUU fuimos para un congreso de cooperativas. En Brasil nos han contactado a raíz de las mega movilizaciones que ha habido. Tuvimos una conferencia y estaba Brasil, Ecuador y Colombia, que también están en movilizaciones fuertes. Brasil fue una pasada. Se veía una foto de “repartidores antifascistas”, que es como se llaman allí.  La imagen parecía el 8M de aquí. Increíble. No he visto nada igual aquí. Que también te hace pensar. Judicialmente no están tan avanzados. Muchos nos toman a nosotros como ejemplo pero las movilizaciones que está habiendo afuera no tienen nada que ver, son muy potentes. 

M.L: Tomando estas movilizaciones y, si te parece, ya como cierre de esta conversación ¿Qué te parece que tiene de universal vuestra lucha, ahora que estáis en contacto con otros países y compartiendo batallas?

N.S: Yo creo que, de alguna forma, es una batalla universal contra estos eufemismos, contra esta explotación que nos quieren hacer colar como innovación. A mí, algo que me ha llenado mucho de esta lucha es que me he ido a Francia, a Italia, a otras ciudades y encuentras que hay otras Nuris, otros Marios en cada ciudad que han pasado exactamente lo mismo que tú a miles de kilómetros. Han empezado la misma lucha, se han autoorganizado y montado Coopcycle. Conoces a Arthur de coopcycle  y te das cuenta de que tenéis exactamente el mismo discurso y habéis hecho la misma lucha. Él está ahora mismo en CGT de Francia. Cada uno en un lugar distinto, casi a la par. 

Cuando fuimos a Bruselas, al Parlamento Europeo, también vimos que hay otros que tiran de este discurso de flexibilidad, que les ha calado e intentan buscar un punto intermedio que les dé un poco más de derechos pero que puedan seguir con esta libertad. Un contrato a tiempo parcial no será el mejor pero tiene muchísima flexibilidad. Quizá sí hay un grado más de flexibilidad a costa de derechos laborales que a la gente a veces le llama. 

M.L: Se podría resumir que, ya sea en España, en Italia o en Francia, al final lo que buscan estas plataformas son recortes en los derechos de los trabajadores?

N.S: Sí. Es lo mismo que decir que evaden sus responsabilidades. Es lo de toda la vida, lo que lleva haciendo toda la vida el poderoso, abusando del poder que pueda tener con las herramientas que va teniendo. Vamos viendo cómo van cediendo. Por eso en cada país, a nivel legislativo, muchos abren la caja de Pandora de la que hemos hablado antes. Y aquí a ver qué pasa. Yo creo que el Gobierno mismo no tenía ni idea de lo grandes que son, el lobby enorme que hay detrás, y que ahora se lo están encontrando.

También es muy importante el gobierno que vaya a salir y a quién votemos para todo esto, porque sale la derecha y ya eres emprendedor y tu propio jefe al segundo día. Existen también empresas del sector del transporte que no les interesa el TRADE digital. Ahí tienes que buscar el juego y pensar que hay empresarios grandes que hacen las cosas bien. Incluso un perfil que corresponde a la derecha, puede ser que no encaje con ciertas figuras legales nuevas para estas plataformas. Y ahí hay que buscar el hueco. Los trabajadores vamos a ir por nuestra cuenta, pero quizás a nivel empresarial también haya algo que no cuaja. Ya veremos esta «innovación».

M.L: Y ahora sí, para acabar ¿Cuál sería vuestro siguiente paso? ¿Lo habéis pensado?

N.S: Yo creo que el paso ahora es conseguir que salga el proyecto de ley o esperar al Supremo, una de las dos cosas. 

El siguiente no sabría decirte… Que la cooperativa tire adelante, es algo en lo que estamos. Podernos subir las jornadas, porque todos los errores los hemos estado pagando con mucha fuerza de trabajo. Y también para que el que entre como trabajador pueda tener los derechos que predicamos. No tenemos el sueldo que nos gustaría. El objetivo también es poder subir un euro la hora a la larga, todo esto con un buen plan de viabilidad. Ahora son tiempos muy inciertos.

M.L: Núria, muchas gracias por tu tiempo. Te deseo que salga adelante la cooperativa, el proyecto de ley y que el Supremo ratifique las sentencias anteriores. Espero vernos muy pronto.


N.S: Gracias María.