Con el plan ReArm Europe, la Comisión quiere inyectar 800 000 millones de euros en armamento. Hacer de la militarización el motor de la reindustrialización llevará, bien a la guerra, bien a la crisis. Y en ambos casos al declive industrial.
Por Benjamin Pestieau, Max Vancauwenberge. Artículo original en la revista belga Lava, 2025, en neerlandés aquí y en francés aquí.
Un mercado no sostenible y motor de guerras permanentes
Cuando uno tiene hambre, compra comida, la come y esta desaparece: por tanto, hay que producirla de nuevo para saciar los subsiguientes apetitos. Y así sucesivamente. Necesitamos desplazarnos para trabajar, ver a la familia o irnos de vacaciones. Para ello, tomamos el transporte público o un vehículo particular. Este uso continuado de los transportes públicos o de un vehículo privado los desgasta. Tras cierto desgaste, hay que reparar o sustituir esos vehículos. Y también invertir en el desarrollo y el mantenimiento de las infraestructuras de transporte y de la producción de vehículos. Es el ciclo de vida de un producto lo que asegura una cierta sostenibilidad a un modelo económico que responde a necesidades y a una demanda presentes en la sociedad.
Por su parte, la inversión en armamento alimenta un círculo vicioso en el que la paz se convierte en una amenaza para los beneficios. Mientras los conflictos —por ejemplo: guerra en Ucrania, genocidio en Gaza, ocupación del este del Congo apoyada por Ruanda (con la bendición de la UE)— sigan ardiendo, las armas encuentran un “mercado”. Pero si los Estados las almacenan sin usarlas, el mercado se atasca y se satura. Para sobrevivir, los fabricantes necesitan que esas armas se consuman en los campos de batalla, generando nuevos pedidos.
La militarización de la economía crea así un incentivo estructural para la guerra, reforzado por el lobby de los industriales. Peor aún: los conflictos sirven incluso de escaparate comercial. Algunas empresas, como las que suministran a Israel, no dudan en alabar equipos «probados en condiciones reales», transformando las matanzas en argumento de marketing1.
La inversión en armamento alimenta un círculo vicioso en el que la paz se convierte en una amenaza para los beneficios. Las armas necesitan un «mercado».
Estados Unidos representa plenamente esta lógica destructiva. Único país que ha construido un enorme complejo militar-industrial —es decir, un sector industrial fuerte basado en el armamento—, no hace sino encadenar guerras. Solo desde 2001: Afganistán (2001-2021), Irak (2003-2011), Libia (2011), Siria, Yemen, apoyo a Ucrania y a la guerra genocida israelí contra los palestinos. Esta situación de guerra permanente alimenta un sector colosal: en 2024, las exportaciones de armas estadounidenses alcanzaron los 318,7 mil millones de dólares, un alza del 29 % en un año (Reuters, enero de 2025). El propio Departamento de Estado justifica estas cifras por la «reconstitución de los stocks enviados a Ucrania» y la preparación para «futuros conflictos mayores»2.
Contrariamente al discurso oficial, militarizar la economía no ofrece ninguna protección: agrava, incluso, los riesgos de guerra. La historia europea lo atestigua: las oleadas de rearme, en particular en Alemania en el siglo XX, condujeron a dos guerras mundiales y a un continente en ruinas. Hoy, reproducir ese esquema equivaldría a sacrificar cada vez más vidas, destruir sociedades y comunidades para alimentar una industria dispuesta a vampirizarlo todo y cuya supervivencia depende… de nuestra propia inseguridad. Como lo resume el economista Michael Roberts, el keynesianismo militar solo puede funcionar en situación de guerra3.
La ilusión de una reactivación mediante el gasto militar
La economía europea está en un callejón sin salida. Alemania, primera potencia industrial del continente, está en recesión. «Las cadenas de valor o las capacidades de producción existentes en nuestras industrias tradicionales —automóvil, acero, aluminio o productos químicos— pueden encontrar nuevas oportunidades en la reconversión y el abastecimiento de una huella creciente de la base industrial de defensa [N. del T.]», afirma la Comisión Europea4. Pero la esperanza de que la militarización de la economía vuelva a poner al Viejo Continente en la senda del crecimiento corre el riesgo de ser de corta duración.
En economía, para comparar el efecto de distintos tipos de inversiones, se utiliza lo que se denomina el efecto multiplicador. Este término designa el fenómeno por el cual un gasto inicial provoca una serie de otros gastos, inversiones y actividades económicas. Por ejemplo, cuando se invierte en un parque eólico, la energía producida puede alimentar fábricas, atraer empresas y crear nuevos empleos. Invertir en ferrocarriles facilita los intercambios y el transporte de mercancías, lo que estimula la actividad económica. Financiar la investigación y el desarrollo (I+D) puede desembocar en innovaciones que refuercen el desarrollo industrial. Producir una excavadora o una topadora ayuda a construir edificios, carreteras o puentes. En comparación, un carro de combate no produce ni energía, ni innovación, ni transporte, ni edificios. Moviliza recursos, pero sin efecto de arrastre duradero en la economía.
Varios estudios recientes se han centrado en los efectos del gasto militar sobre la economía. Según el Kiel Institute for the World Economy, uno de los principales institutos de investigación económica de Alemania, estos gastos tienen un efecto reducido sobre el crecimiento porque están desconectados de las necesidades de la sociedad —ya se trate de empresas privadas, del Estado o de los consumidores—5 Como recordó recientemente el economista de la Universidad Católica de Lovaina, Paul Van Rompuy, el banco de inversión estadounidense Goldman Sachs calculó, por su parte, que el multiplicador del gasto de defensa de la UE, en el marco del programa «Rearm Europe», era de solo 0,5 tras dos años6.
Para el instituto GWS (Gesellschaft für Wirtschaftliche Strukturforschung), pueden generar cierto dinamismo económico a corto plazo, en el momento de las compras de armas, pero sin impacto significativo a largo plazo7. El CEO de ArcelorMittal Europe, Geert Van Poelvoorde, resume la situación con lucidez: «Suministrar acero para defensa no es un problema. 1 000 tanques representan 30 000 toneladas, lo que equivale a tres días de producción en una sola fábrica. Así que no, el repunte de la defensa no significa automáticamente el repunte del sector siderúrgico. [Res. de la R.]*»8.
No habrá una industria sólida sobre la base del gasto militar, como tampoco habrá una industria fuerte sin energía asequible, verde y abundante.
Estos estudios subrayan además que incluso esos efectos positivos limitados dependen de varios factores, en particular de la porción del gasto militar que beneficia efectivamente a la industria local —en lugar de a importaciones—, así como del modo en que se financian esos gastos —a costa, o no, de otras partidas presupuestarias como las infraestructuras o los servicios públicos—.
Ahora bien, hoy una amplia parte de los pedidos militares beneficia a países situados fuera de la Unión Europea, y en primer lugar a Estados Unidos. Entre junio de 2022 y junio de 2023, el 78 % del gasto en adquisiciones militares se adjudicó a proveedores no europeos, de los cuales el 63 % a empresas estadounidenses9. «Solo tenemos unos pocos años para reforzarnos. Vamos a equiparnos con quien pueda producir rápido. Así que no excluiremos a nadie. Ahora bien, tras tres años de guerra en Ucrania, hay muchos industriales europeos que todavía no han aumentado de verdad su capacidad de producción», reconoce el jefe de la Defensa belga (CHOD), el general Frederik Vansina. Incluso el diario bursátil L’Echo se inquieta: «Aumentar masivamente las compras de material ‘made in USA’ privaría a la economía europea de una importante ganancia. Y ello no haría sino prolongar la dependencia militar respecto de Estados Unidos, creando nuevas sujeciones en los planos industrial y tecnológico.»10
Segundo problema: estos gastos militares van acompañados de un retorno de la austeridad presupuestaria en Europa, en detrimento de las inversiones sociales y en infraestructuras. Carsten Brzeski, director de macroeconomía mundial en ING, advierte: «Habrá un efecto multiplicador negativo si una parte del gasto militar se financia con recortes en otras áreas.»11 A corto plazo, por tanto, el gasto militar no será un motor económico: una gran parte de los fondos saldrá al extranjero, mientras que los recortes en el gasto social y las inversiones productivas afectarán negativamente al crecimiento.
A largo plazo, un estudio de Giorgio d’Agostino, J. Paul Dunne y Luca Pieroni —profesores universitarios especializados en el análisis del gasto militar— muestra que el gasto militar tiene incluso un efecto negativo, significativo y persistente sobre el crecimiento económico. A partir de datos de 83 países entre 1970 y 2014, los autores concluyen que un aumento duradero del gasto militar reduce el nivel de PIB per cápita, al desviar recursos de inversiones más productivas12. Incluso la RAND Corporation, el think tank vinculado a las fuerzas armadas estadounidenses, reconoce que las inversiones en infraestructuras tienen un efecto multiplicador superior al del gasto militar13. Concluye que un aumento de los presupuestos de defensa en detrimento de las infraestructuras pesará negativamente sobre el crecimiento a largo plazo14.
Y, contrariamente a una idea difundida por los belicistas, la industria de la Defensa tampoco es el motor de empleo que intentan hacernos creer. Investigaciones realizadas en Estados Unidos muestran que, a igual nivel de gasto, sectores civiles como la salud, la educación o las energías limpias generan claramente más empleos15. Un estudio reciente de Greenpeace, Arming Europe (2023), que analizó los efectos económicos del aumento de los presupuestos militares entre 2013 y 2023 en Alemania, Italia y España, llega exactamente a la misma conclusión para Europa16. Por eso el economista Thomas Piketty llama a reorientar las prioridades hacia «el bienestar humano y el desarrollo sostenible», con inversiones masivas en «infraestructuras colectivas (formación, salud, transportes, energía, clima)»17.
El mito de las repercusiones tecnológicas
El retraso tecnológico de Europa respecto de Estados Unidos y China representa hoy un desafío existencial. Es la advertencia lanzada por el exdirector del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, en su informe sobre la competitividad europea: «El cambio tecnológico se acelera rápidamente. (…) La UE está rezagada en las tecnologías emergentes que impulsarán el crecimiento futuro. [Res. de la R.]»18
Un ámbito emblemático de este retraso es el de las baterías, tecnología clave e indispensable para la transición industrial. La quiebra de Northvolt es una triste ilustración. Fundada en 2017 por un ex deTesla, esta start-up sueca debía simbolizar el repunte industrial europeo en baterías eléctricas, un sector estratégico ampliamente dominado por Asia. Northvolt se benefició de financiaciones públicas y privadas espectaculares (más de 15 000 millones de euros) e inició una gigafactoría de baterías en Suecia, saludada entonces como un modelo de soberanía tecnológica europea. Llegó a contar con 6 500 trabajadores. Pero en noviembre de 2024, Northvolt se declaró en quiebra por falta de tesorería, anulando las ambiciones de la UE y dejando a los contribuyentes europeos con préstamos no reembolsados. Ese fiasco pone de relieve las carencias estructurales de Europa en materia de innovación industrial. Esas cifras que parecen impresionantes adquieren otra dimensión cuando se las compara con uno de los gigantes chinos de la batería que tiene 25 años de experiencia en el ámbito y cuenta por sí solo con cerca de 21.000 (!) ingenieros solo para investigación y desarrollo19.
La Unión Europea va hoy a la zaga tecnológica en numerosos ámbitos como el digital punta, las tecnologías verdes, la conducción autónoma, le 5G y pronto le 6G… Su gasto en investigación y desarrollo es netamente inferior al de Estados Unidos y China, y sus esfuerzos están dispersos. El Tribunal de Cuentas Europeo publicó recientemente un informe alertando sobre el retraso crítico de Europa en materia de microprocesadores. Los microprocesadores, o «chips», están en el corazón de todo equipo electrónico, de los automóviles a los teléfonos inteligentes, de los satélites a la inteligencia artificial. La estrategia actual de la Comisión Europea, añade el Tribunal de Cuentas, no bastará para remontar ese retraso20. Unos meses antes, el Tribunal de Cuentas Europeo ya daba la voz de alarma por la falta de inversión en inteligencia artificial.
Ante este diagnóstico, la Comisión Europea intenta tranquilizarnos afirmando que «un aumento de las inversiones en defensa tendría efectos de arrastre positivos en el conjunto de la economía, contribuyendo a la competitividad, a la creación de empleo y a la innovación en numerosos sectores, de la aeronáutica a la construcción naval, de la siderurgia al espacio, de los transportes a la inteligencia artificial. [Res. de la R.]»21 El ejemplo más citado para apuntalar esta idea es el de Internet, presentado como fruto de los programas militares estadounidenses.
Un carro de combate no produce ni energía, ni innovación, ni transporte, ni edificios. Moviliza recursos, pero sin efecto duradero en la economía.
Este razonamiento no se sostiene y esta estrategia corre el riesgo de agravar aún más nuestro retraso tecnológico en todos esos ámbitos civiles. En su best-seller El Estado emprendedor, la economista Mariana Mazzucato repasa la génesis de internet, financiada en sus inicios por la DARPA, la agencia del Departamento de Defensa estadounidense22. Demuestra que no fue la finalidad militar de las inversiones lo determinante, sino el papel estratégico desempeñado por el Estado: financiación de investigaciones a largo plazo, coordinación entre universidades, empresas y laboratorios en torno a proyectos ambiciosos, independientemente de su rentabilidad inmediata. En claro: si el ancestro de internet vio la luz en un marco militar, fue gracias a una política pública visionaria —no por la lógica militar en sí misma—. Y solo en un marco civil y gracias a la ambición de decenas de miles de investigadores y científicos del Centro Europeo de Investigaciones Nucleares (CERN) por difundir rápidamente sus descubrimientos científicos pudo desarrollarse la forma moderna de Internet a partir de comienzos de los años noventa.
No hay, pues, ninguna razón para creer que sea necesario un rodeo por la inversión en investigación militar. Al contrario, ese rodeo puede incluso resultar contraproducente, ya que el secreto de defensa frena la difusión de las innovaciones hacia los usos civiles. Y, sobre todo, un aumento de los créditos militares se hará en detrimento de la investigación y el desarrollo civiles, con incluso un posible impacto negativo en el volumen global de innovación.
Lejos de las ilusiones de los efectos de arrastre militares, necesitamos un verdadero plan de inversiones públicas masivas en las tecnologías civiles del futuro, a escala europea. Sin ello, nuestro retraso tecnológico —y la desindustrialización que lo acompaña— no hará sino agravarse. No tenemos ni un euro que malgastar ni un solo cerebro que desviar de las prioridades tecnológicas esenciales para consagrarlo a programas militares.
El gasto militar en detrimento de la transición energética, industrial y climática
La militarización de nuestra economía tampoco constituye una respuesta a la crisis que atraviesan actualmente los sectores más intensivos en energía, como la siderurgia o la química. Desvía los recursos necesarios que habría que invertir en la transición energética. Estos sectores están atrapados entre el alza de los costes energéticos y —por distintas razones— una demanda industrial en declive. Sin una solución estructural a esta doble presión, es todo el futuro industrial del continente lo que queda en entredicho23.
La energía es la base de toda actividad económica. Hace funcionar los trenes, calienta las viviendas, alimenta las máquinas que producen los bienes que utilizamos cada día. Sin energía abundante y asequible, no hay reactivación industrial posible. Pero hoy Europa está atrapada en una dependencia problemática: del gas ruso ayer; del gas natural licuado estadounidense hoy. Una dependencia costosa —en concreto, la energía cuesta entre dos y cuatro veces más en Europa que en Estados Unidos o China—24, inestable y fundamentalmente contraria a los imperativos de la transición climática. Salir de esa dependencia de una energía fósil, cara y contaminante exige inversiones masivas en energías renovables.
Para alcanzar sus objetivos en materia de energía renovable, la Unión Europea estima que habría que movilizar más de 570 000 millones de euros de inversiones al año de aquí a 2030, y hasta 690 000 millones de euros anuales durante la década siguiente. Estas sumas colosales deben financiar tanto la producción de energías renovables como las infraestructuras de transporte y almacenamiento y la transformación de las redes25. Sin embargo, en la actualidad, las inversiones apenas alcanzan algo más de la mitad de ese nivel26.
¿Por qué semejante brecha entre las necesidades y la realidad? Según el economista y profesor de la Universidad de Uppsala, Brett Christophers, el mercado capitalista es incapaz de responder a este desafío. En su libro The Price is Wrong. Why Capitalism Won’t Save the Planet, demuestra que las perspectivas de beneficios a corto plazo en las energías renovables son demasiado débiles e inciertas como para atraer capitales privados a la altura de las necesidades27. Ahora bien, los planes de la Comisión Europea siguen empeñándose en esa vía: la estrategia permanece centrada en el mercado y en la buena voluntad de las grandes multinacionales de la energía.
Los grandes industriales de alta intensidad energética manifiestan también su escepticismo ante los planes de la Comisión. Aditya Mittal, CEO de ArcelorMittal, subraya hasta qué punto los costes de la energía hacen difícilmente realizables los proyectos de descarbonización en Europa: «Sigue siendo esencial abordar los elevados costes de la energía, que hacen muy difícil para la industria avanzar en proyectos de descarbonización de envergadura. [N. del T.]»28 Wouter Remeysen, CEO de BASF Amberes y presidente de la federación química Essenscia, lamenta por su parte: «Seguimos con hambre en lo que respecta al principal punto sensible para la industria: los costes de la energía. Aparte de compras agrupadas, leo pocas cosas concretas al respecto. [Res. de la R.]»29 Aunque su objetivo sea claramente aumentar la presión para obtener más ayudas de Estado y subvenciones para incrementar sus beneficios, el problema energético que señalan no deja de ser real —y las soluciones planteadas por la Comisión, ampliamente insuficientes—.
Entre junio de 2022 y junio de 2023, el 63 % del gasto europeo nen adquisiciones militares se adjudicó a empresas estadounidenses.
A modo de comparación, China invirtió en 2023 más que Estados Unidos y la Unión Europea juntos en energías renovables. Y 2023 no es ninguna excepción: a lo largo de los últimos diez años, China ha invertido sistemáticamente más que ellos30. «China, históricamente y todavía hoy, es el líder mundial en inversiones en energía solar y eólica —tanto en lo que respecta a las centrales solares y eólicas que producen electricidad de manera renovable como a las tecnologías de turbinas y células—», explica Brett Christophers. Estos resultados «están (…) tan lejos como es posible de desarrollos guiados por el mercado. No se trata aquí del sector privado identificando oportunidades de inversión, evaluando perspectivas de rentabilidad y decidiendo en consecuencia si invertir o no. Se trata del Estado (…) movilizando todos los recursos necesarios a su disposición para garantizar que cumplirá sus compromisos [Res. de la R.]», continúa el profesor de la Universidad de Uppsala.
Responder a este desafío energético es condición sine qua non para relanzar nuestra industria, reducir nuestra dependencia energética y respetar nuestros compromisos climáticos. Las inversiones en infraestructura energética ofrecerían igualmente importantes salidas para nuestra industria. La transición energética —desde la construcción de capacidades de producción de energía renovable hasta el almacenamiento de la energía, pasando por las infraestructuras de transporte y sin olvidar todo lo relativo al aislamiento de edificios— exige volúmenes considerables de materiales, componentes y tecnologías, abriendo así perspectivas industriales importantes para la siderurgia, la química y el conjunto del tejido industrial.
Un estudio del FMI, que incluye también países europeos, muestra que las inversiones en energías renovables tienen un elevado efecto multiplicador: una inversión equivalente al 1 % del PIB conlleva un aumento del PIB total de entre el 1,11 % y el 1,54 % en los años siguientes, más del doble que un gasto equivalente en armamento. Esta eficacia se explica, en particular, porque las energías renovables generan más empleo local, estimulan más la economía interna y dependen menos de las importaciones31.
Esto exige salir del dogma del mercado y retomar el control del sector energético para invertir masivamente. Pero cada euro asignado a la industria militar es un euro que falta para estas inversiones vitales. No se construirá una industria sólida sobre la base del gasto militar. Porque no habrá un continente fuerte sin una base industrial sólida, ni una industria fuerte sin energía barata, verde y abundante.
Una guerra social contra la clase trabajadora
En toda Europa, los gobiernos abren de par en par los grifos para engordar los presupuestos militares. En Bélgica, la coalición gubernamental llamada “Arizona” —por su coincidencia con los colores de la bandera de dicho Estado estadounidense [N. del T.]— decidió en un acuerdo del mes de abril aumentar el presupuesto militar en 4 000 millones de euros adicionales al año, a fin de alcanzar la norma del 2 % del PIB impuesta por la OTAN. Llama la atención la facilidad con la que esos miles de millones han sido “encontrados” de repente, cuando desde hace años se nos repite que «el presupuesto es ajustado», que «no hay dinero» para pensiones, sanidad, enseñanza o vivienda.
Y esto no es más que el principio. En la cumbre de la OTAN que tendrá lugar en La Haya en junio, el objetivo es seguir aumentando el gasto militar, muy por encima del 2 % del PIB. Estados Unidos propone el 5 % y habla de «un aumento rápido, de más del doble [Res. de la R.]». Mark Rutte, secretario general de la OTAN, fija el listón en «muy por encima del 3 %, ese es realmente el mínimo absoluto. [Res. de la R.]»32
Y, en nuestro país [Bélgica, N. del T.], el ministro de Defensa Theo Francken es claro: «Hemos convenido en el seno del gobierno que también debemos alcanzar ese objetivo más ambicioso.» «La única cuestión es la siguiente: ¿tendremos que pasar, según la OTAN, al 3 % en cinco años? ¿O al 3,5 % en diez años? [Res. de la R.]»33.
A igual nivel de gasto, sectores civiles como la salud o la educación generan claramente más empleos que la industria de la Defensa.
La cuestión es “solo” a qué ritmo deben realizarse las inversiones militares. Por lo demás, no se permite ningún debate sobre cifras, sin embargo, colosales. El 3 % del PIB representaría para Bélgica cerca de 18000 millones al año. Es un monto comparable a las inversiones anuales adicionales necesarias para realizar la transición climática en Bélgica34.
¿Quién pagará la explosión de estos presupuestos? Para Mark Rutte, secretario general de la OTAN, la respuesta parece evidente: «De media, los países europeos dedican hasta una cuarta parte de su renta nacional a pensiones, salud y seguridad social. Solo necesitamos una pequeña parte de ese dinero para reforzar considerablemente nuestra defensa. [Res. de la R.]»35. Según el economista Geert Peersman, aplicar la norma del 3,5 % del PIB en gasto militar equivaldría, para Bélgica, a reducir las pensiones en un 20 %36.
El ministro de Defensa belga Theo Francken es claro sobre la sociedad hacia la que quiere dirigirse: «Durante años nos hemos burlado de los estadounidenses a causa de su pobreza, sus adicciones, su ausencia de red social o el hecho de tener que pagar 1 000 dólares en el dentista. No queríamos vivir allí porque dedicaban todo su dinero a la seguridad dura. Por supuesto, es mucho más agradable gastar dinero en pensiones, desempleo, un sistema de salud cubano donde uno puede salir de la farmacia con una gran bolsa de medicamentos por 13 euros. Pero ¿quién tiene razón, al final? [Res. de la R.]»37. En Alemania se habla de restringir los derechos sociales, permitir la requisa de personal y aumentar la duración del trabajo en los sectores afectados por la militarización38. En Bélgica, en vísperas de la huelga del 31 de marzo, la diputada de Vooruit Jinnih Beels publicó un artículo en la revista de derecha nacionalista Doorbraak para impugnar dicha huelga en nombre del peligro de guerra y de la urgencia geopolítica39.
La militarización es una brutal opción de sociedad y una guerra social emprendida contra la clase trabajadora. Instrumentalizando el miedo a la guerra, el gobierno quiere imponer una terapia de choque para quebrar la seguridad social y someter a la clase trabajadora.
Reindustrializar Europa en lugar de militarizarla
La crisis de la industria europea se explica por precios de la energía demasiado elevados, retraso tecnológico, una demanda demasiado débil y multinacionales que se niegan a invertir en la industria del mañana para proteger los dividendos de sus accionistas. La desindustrialización ya está en marcha. Y, como hemos visto, no será la militarización de la economía la que detenga ese proceso.
Como explicábamos en un artículo anterior —“¡La industria es nuestra!”: nueve principios para salvar la industria en Europa40—: «Desde hace varias décadas, la Unión Europea no ha puesto en marcha una política industrial voluntarista destinada a reforzar sectores industriales estratégicos. En su lugar, ha dejado el desarrollo industrial en manos del mercado. Con la Estrategia de Lisboa en los años 2000, la UE privilegió la competitividad a través del libre comercio, la desregulación del mercado laboral, la privatización y la desreglamentación. A partir de los años 2010, el énfasis en la austeridad provocó una década de estancamiento y de subinversión pública. Europa se ha convertido en una potencia en declive, acumulando cada vez más retraso respecto de Estados Unidos y superada entretanto por China.»
La militarización es una opción brutal de sociedad y una guerra social emprendida contra la clase trabajadora.
Hoy, la Comisión Europea nos lleva de una encerrona a otra: tras el fracaso del “todo al mercado”, nos arrastra al “todo a la guerra”. La ruptura con el gas ruso, sustituido por gas de esquisto estadounidense mucho más caro, ha sumido a la industria europea en la crisis. La prosecución de la guerra y la huida hacia adelante en la militarización no harán sino agravar esta situación. Con los planes de militarización de la economía, las cotizaciones bursátiles de empresas del sector de la Defensa como Rheinmetall, Dassault, BAE Systems, Leonardo, Thales y Saab se disparan en las grandes bolsas europeas41. Pero, como hemos visto, los beneficios de los traficantes de armas se hacen a costa de la clase trabajadora y sacrifican el desarrollo de nuestra industria.
Militarizar nuestra economía conduce ya sea a la guerra, ya sea a la crisis, y en ambos casos al declive de la industria. Crisis, porque sin guerra no hay salidas sostenibles. Guerra, porque es entonces el único medio de evitar la crisis del sector. Y, finalmente, al declive del conjunto de nuestra industria, porque el gasto militar se realiza en detrimento de otras inversiones industrialmente estratégicas.
Es hora de cambiar de rumbo. Reindustrializar Europa en lugar de militarizarla no es solo una posibilidad: es una necesidad. Esta elección rebasa con mucho la sola cuestión industrial. Es una opción de sociedad. ¿Queremos que las trabajadoras y los trabajadores de Europa construyan paneles solares, aerogeneradores, viviendas ecológicas, la mayor red de trenes de alta velocidad del mundo? ¿O preferimos verles producir armas destinadas a matar y destruir? ¿Queremos invertir dinero público para salvar el clima, crear empleos útiles, garantizar una sanidad accesible y pensiones dignas? ¿O queremos dilapidarlo en la compra de F-35 estadounidenses y en la expansión de un complejo militar-industrial que solo prospera en tiempos de guerra?
Esta es la elección fundamental que se plantea hoy, y es radicalmente opuesta a la que quieren imponernos la Comisión Europea y el gobierno «Arizona» de Bélgica. Son las inversiones de hoy las que determinarán el mundo en el que viviremos mañana y el que dejaremos a nuestras hijas e hijos.
La industria europea no será salvada por la lógica de la «economía de guerra». Esta estrategia no es más que un espejismo peligroso: arruinaría las finanzas públicas, no reactivaría la demanda, no colmaría ni nuestro retraso tecnológico ni nuestro hándicap energético, y correría el riesgo de encerrar a Europa en una espiral de conflictos.
A la inversa, una política industrial pensada a largo plazo, planificada democráticamente con las trabajadoras y los trabajadores, puede responder a las urgencias económicas, sociales y climáticas. Es esa vía la que hay que tomar si queremos una industria al servicio de la gente, y no del beneficio y de los belicistas.
Las autoras y los autores contaron con el apoyo de Bram Deraedemaeker, Kirsten Van Gestel y Michele Daniele.
*[Res. de la R.] = Cita no integral, resumida por la redacción.
- « Israel Testing New Weapons In Gaza For Global Sales, Laying Blueprint For ‘Automated Murder’ With AI : Expert » . s. d. https://www.aa.com.tr/en/middle-east/israel-testing-new-weapons-in-gaza-for-global-sales-laying-blueprint-for-automated-murder-with-ai-expert/3137263#. ↩︎
- https://www.reuters.com/business/aerospace-defense/ukraine-related-demand-sends-us-arms-exports-record-2024-2025-01-24/ ↩︎
- Roberts, Michael. 2025. « From Welfare To Warfare : Military Keynesianism » . Michael Roberts Blog. 22 mars 2025. https://thenextrecession.wordpress.com/2025/03/22/from-welfare-to-warfare-military-keynesianism/. ↩︎
- « Future Of European Defence » . s. d. European Commission. https://commission.europa.eu/topics/defence/future-european-defence_en. ↩︎
- « Guns And Growth : The Economic Consequences Of Defense Buildups » . 2025. Kiel Institute. 1 février 2025. https://www.ifw-kiel.de/publications/guns-and-growth-the-economic-consequences-of-defense-buildups-33747/. ↩︎
- De Standaard. 2025. « Meer Defensie-uitgaven, Goed Voor de Economische Groei ? Dat Is Een Fabeltje » , 1 mai 2025. https://www.standaard.be/opinies/meer-defensie-uitgaven-goed-voor-de-economische-groei-dat-is-een-fabeltje/63759251.html. ↩︎
- Kiara Langelage, Marc Ingo Wolter, Steigende Verteidigungsausgaben in Deutschland, Verteidigungsausgaben im ökonomischen Kontext und erste Wirkungsrechnungen auf Branchen, GWS KURZMITTEILUNG 2023 / 3 ↩︎
- Van Oost, Marie. 2025. « Geert Van Poelvoorde, Topman Bij Staalreus ArcelorMittal : “We Hebben Nog Één Jaar Om de Staalindustrie In Europa Te Redden” » . De Tijd, 7 mars 2025. https://www.tijd.be/ondernemen/zware-industrie/geert-van-poelvoorde-topman-bij-staalreus-arcelormittal-we-hebben-nog-een-jaar-om-de-staalindustrie-in-europa-te-redden/10596858.html. ↩︎
- « The Draghi Report On EU Competitiveness » . s. d. European Commission. https://commission.europa.eu/topics/eu-competitiveness/draghi-report_en. ↩︎
- Gosset, Olivier. 2025. « L’Europe À Marche Forcée Vers une Économie de Guerre » . L’Echo, 22 février 2025. https://www.lecho.be/entreprises/defense-aeronautique/l-europe-a-marche-forcee-vers-une-economie-de-guerre/10588845.html. ↩︎
- https://www.reuters.com/world/europe/defence-surge-could-help-jumpstart-europes-flat-economy-2025-03-06/ ↩︎
- Giorgio d’Agostino, J. Paul Dunne & Luca Pieroni (2017) Does Military Spending Matter for Long-run Growth?, Defence and Peace Economics, 28:4, 429-436, DOI: 10.1080/10242694.2017.1324723 ↩︎
- El informe de la RAND Corporation menciona explícitamente las infraestructuras de transporte, tales como el sistema de carreteras interestatal, como ejemplos de inversiones públicas de fuerte impacto económico. Por extensión, este tipo de análisis se aplica también a otras infraestructuras productivas, como las redes digitales o energéticas. ↩︎
- https://www.rand.org/content/dam/rand/pubs/research_reports/RRA700/RRA739-2/RAND_RRA739-2.pdf ↩︎
- https://watson.brown.edu/costsofwar/files/cow/imce/papers/2017/Job%20Opportunity%20Cost%20of%20War%20-%20HGP%20-%20FINAL.pdf & https://watson.brown.edu/costsofwar/files/cow/imce/papers/2019/March%202019%20Job%20Opportunity%20Cost%20of%20War.pdf ↩︎
- Mario Pianta, Chiara Bonaiuti, Paolo Maranzano, Marco Stamegna, Arming Europe. The economic and social consequences of a European arms race, rapport pour Greenpeace, noviembre de 2023 ↩︎
- Piketty. 2025. « Reprendre Confiance En L’Europe » . Le Blog de Thomas Piketty. 18 mars 2025. https://www.lemonde.fr/blog/piketty/2025/03/18/reprendre-confiance-en-leurope/. ↩︎
- « EU competitiveness ». s. d. European Commission. https://commission.europa.eu/topics/eu-competitiveness/draghi-report_en. ↩︎
- Delbeke, Korneel. 2025. « 5 Minuten Laden, 520 Km Rijden : China’s Batterijproducenten Geven Europa Het Nakijken » . De Standaard, 22 avril 2025. https://www.standaard.be/economie/5-minuten-laden-520-km-rijden-china-s-batterijproducenten-geven-europa-het-nakijken/60331595.html. ↩︎
- https://www.eca.europa.eu/ECAPublications/SR-2025-12/SR-2025-12_EN.pdf ↩︎
- « Future Of European Defence » . s. d. European Commission. https://commission.europa.eu/topics/defence/future-european-defence_en. ↩︎
- Mariana Mazzucato, El Estado emprendedor: La oposición público-privado y sus mitos, Taurus, 2022 [2013]. ↩︎
- Sería demasiado largo explicar las razones de esta caída de la demanda. Una parte de la respuesta se encuentra en el artículo: 9 principes pour sauver l’industrie européenne. https://lavamedia.be/fr/lindustrie-est-a-nous-neuf-principes-pour-sauver-lindustrie-en-europe/ ↩︎
- Ibid. ↩︎
- https://eur-lex.europa.eu/legal-content/EN/TXT/PDF/?uri=CELEX:52025DC0079 ↩︎
- Holman, Rachel. 2024. « How The Energy Crisis Sped Up Europe’s Green Transition » . European Investment Bank. 13 décembre 2024. https://www.eib.org/en/essays/europe-energy-transition-renewable. ↩︎
- Brett Christophers, The Price is Wrong: Why Capitalism Won’t Save the Planet, London, Verso Books, 2024. ↩︎
- « ArcelorMittal CEO Comments On The European Commission’s Steels And Metals Action Plan | ArcelorMittal » . s. d. https://corporate.arcelormittal.com/media/news-articles/arcelormittal-ceo-comments-on-the-european-commission-s-steels-and-metals-action-plan. ↩︎
- Van Oost, Marie, et Tom Michielsen. 2025. « BASF Zet Miljardeninvestering In Antwerpen Op de Helling » . De Tijd, 29 mars 2025. https://www.tijd.be/ondernemen/chemie/basf-zet-miljardeninvestering-in-antwerpen-op-de-helling/10600270 ↩︎
- 2024b. « How The Energy Crisis Sped Up Europe’s Green Transition » . European Investment Bank. 13 décembre 2024. https://www.eib.org/en/essays/europe-energy-transition-renewable. ↩︎
- Di Serio Matteo, Fragetta Giovanni, Melina Anthony, Waldron Nicoletta, Batini Mario. 2021. « Building Back Better : How Big Are Green Spending Multipliers ? » IMF. 19 mars 2021. https://www.imf.org/en/Publications/WP/Issues/2021/03/19/Building-Back-Better-How-Big-Are-Green-Spending-Multipliers-50264. ↩︎
- Nws, Vrt. 2025. « VS Wil NAVO-bijdrage Verdubbelen Naar 5 Procent, Maar Dat Zal België Niet Kunnen Betalen | VRT NWS : Nieuws » . VRTNWS, 3 avril 2025. https:// 69 www.vrt.be/vrtnws/nl/2025/04/01/navo-top-brussel-belgie-zal-fors-hoger-navo-defensiebudget-niet/ ↩︎
- « DPG Media Privacy Gate » . s. d. https://www.hln.be/binnenland/minister-theo-francken-onthult-voor-het-eerst-bij-hln-ik-heb-gevraagd-om-extra-f-35s-in-italie-te-produceren-niet-in-de-vs~ab502713/. ↩︎
- https://climat.be/doc/scpi-report-transition-fr-v20250325-vpublication.pdf ↩︎
- « DPG Media Privacy Gate » . s. d. https://www.demorgen.be/nieuws/navo-vraagt-hogere-defensie-uitgaven-moet-belgie-dan-maar-kiezen-tussen-pensioenen-en-straaljagers~b973e5c8/. ↩︎
- « VRT MAX » . 15 janvier 2025 https://www.vrt.be/vrtmax/a-z/terzake/2025/terzake-d20250115/. ↩︎
- Van de Velden, Wim. 2025. « Minister Van Defensie Theo Francken (N-VA) : ‘Belgische Boots On The Ground In Oekraïne ? Dat Is de Logica Zelve’ » . De Tijd, 15 février 2025. https://www.tijd.be/politiek-economie/belgie/algemeen/minister-van-defensie-theo-francken-n-va-belgische-boots-on-the-ground-in-oekraine-dat-is-de-logica-zelve/10587667.html. ↩︎
- « Organized Labour Against The New Cold War – Rosa-Luxemburg-Stiftung » . 2025. 1 avril 2025. https://www.rosalux.de/en/news/id/53248/organized-labour-against-the-new-cold-war. ↩︎
- « Ga Daarmee Naar de Oorlog » . s. d. Doorbraak.be. https://doorbraak.be/ga-daarmee-naar-de-oorlog ↩︎
- Pestieau, Benjamin. Vancauwenberge. Max 2025. « « L’industrie Est À Nous » : Neuf Principes Pour Sauver L’industrie En Europe | LAVA » . Lava Media. 2 mai 2025. https://lavamedia.be/fr/lindustrie-est-a-nous-neuf-principes-pour-sauver-lindustrie-en-europe/. ↩︎
- Servoz, Emilie. 2025. « Rheinmetall, Thales, BAE, Leonardo… les Entreprises de la Défense S’envolent En Bourse » . Zonebourse, 3 mars 2025. https://www.zonebourse.com/cours/action/THALES-4715/actualite/Rheinmetall-Thales-BAE-Leonardo-les-entreprises-de-la-defense-s-envolent-en-bourse-49214566/.
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