Hay quienes quieren prohibir la prostitución. Según estos, el cuerpo de la mujer no puede ser objeto de contraprestación o contrato, porque tal cosa iría en contra de la dignidad de las mujeres. Sin embargo, una cosa es luchar contra las mafias que explotan y trafican con mujeres y otra impedir que dos personas adultas acuerden, si quieren, prestarse sus cuerpos a cambio de una contraprestación económica. Porque no se trata de impedir comportamientos que algunos puedan considerar indecentes, inmorales o pecaminosos sino de respetar la libertad de los ciudadanos adultos. Y cada cual, en el ejercicio de su libre albedrío, puede decidir qué hacer y qué no hacer con su cuerpo, por mucho que los puritanos y los prohibicionistas se suban por las paredes. Hay quienes pretenden ir más allá: prohibir la pornografía. Son los curas del siglo XXI y, sorprendentemente, suelen ser de izquierdas.
¿Creo que fue Trump quien pretendió prohibir la pornografía en las redes no hace mucho? Míratelo, Gorka, que no afinas el tiro.