Los independentistas catalanes que han sido supuestamente espiados por el CNI se muestran indignados ante tal actuación del Estado con el que intentaron romper ilegalmente. Y, como es habitual, ponen el grito en el cielo. Y, a continuación, para sacar ventaja política, exigen comisiones de investigación, dimisiones, ceses y que «rueden cabezas». Las funciones del CNI son «facilitar al Gobierno informaciones, análisis, estudios o propuestas que permitan prevenir y evitar cualquier peligro, amenaza o agresión contra la independencia o integridad territorial de España, los intereses nacionales y la estabilidad del Estado de Derecho y sus instituciones». Obviamente, lo que se haga debe hacerse respetando la ley. En el fondo, es lo de siempre. Los independentistas, para alcanzar su inmoral objetivo de romper el Estado y la convivencia entre españoles, incumplieron la ley y la CE y llamaron a la violencia. Ante tales hechos, pretenden que el Estado les ponga una alfombra roja. Tienen la piel muy fina. Y muy poca vergüenza.