Al principio es el nombre
Este ocaso tiene algo de fin de una cierta España y, les voy a confesar, me produce algo de nostalgia. Al fin y al cabo, hay belleza y cierta aura de destino trágico en llamarse Primitivo, Bautista, Justa o Ignacia y todo eso se perderá en el tiempo del cambio social. Intuyo que para siempre.