De paradojas y monstruos
«Los problemas mentales sin tratar adecuadamente se han convertido en el pan de cada día, la responsabilidad de detectarlos recae en unos docentes saturados que, en el mejor de los casos, empatizan con sus alumnos pero son incapaces de trabajar este tipo de problemáticas. Y es que hacen falta psicólogos clínicos en los centros porque no sabemos qué hacer con esa cría que aparece con cortes en los brazos todos los lunes. La han derivado a salud mental y dentro de tres meses tiene cita con un psiquiatra de la seguridad social. La administración nos ha facilitado a los docentes una guía de prevención del suicidio, este es el material del que disponemos para afrontar esta distopía».